el abrazo del dolor

el abrazo del dolor

domingo, 28 de marzo de 2010

OTRA MAS......

Un hombre mató de dos balazos a su mujer y luego se suicidó, en una vivienda del barrio Quebrada de Las Rosas de la ciudad de Córdoba.

La mujer, identificada como Cecilia Papa, de 31 años, presentaba un impactó de bala en el corazón y otro en el cuello. Mientras que el hombre, Omar Dante Esperone, de 41 años, tenía un disparo en la sien derecha.

En el lugar se secuestró una pistola calibre 11,25. Al parecer, el hombre habría disparado contra la mujer y luego se habría suicidado.

jueves, 18 de marzo de 2010

OTRA MAS....Y VAN.....

Una mujer de 48 años murió baleada en la población de Adelia María y el presunto autor del homicidio sería su esposo, quien intentó quitarse la vida, informó la Policía.
El episodio ocurrió alrededor de las 21.30 en una vivienda de calle Sabattini en el pueblo situado a 287 kilómetros al sur de la Capital cordobesa.

En ese lugar, por causas aún no determinadas el hombre, de 47 años, habría atacado a balazos a su esposa, quien falleció prácticamente en el acto.

Luego habría intentado quitarse la vida por lo que fue derivado hasta el Hospital Regional de Río Cuarto, donde permanecía internado en grave estado, indicaron las fuentes.

En el lugar, se secuestrón un revólver calibre 32, cinco vainas servidas y un cartucho.

lunes, 8 de marzo de 2010

DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER-DISERTACION DE MONICA REVIGLIO EN EL CPC GUIÑAZU





DIA DE LA MUJER

CORDOBESAS....

PIENSEN...


LA MUJER SALIO DE LA COSTILLA DEL HOMBRE

NO DE LOS PIES PARA SER PISOTEADA

NI DE LA CABEZA PARA SER SUPERIOR

SINO DE SU COSTADO PARA SER PROTEGIDA

Y DEL LADO DEL CORAZON, PARA SER AMADA



FELIZ DIA....

leer con atencion- una realidad que no podemos ignorar.publicado en Clarín

TEMA DEL DOMINGO: PELIGRO EN EL HOGAR

Historias de mujeres que viven ocultas para no ser asesinadas








Son víctimas de la violencia familiar en riesgo extremo. La Justicia las envía a refugios y sitios confidenciales. Clarín recogió sus testimonios, mientras crecen todos los indicadores del flagelo.






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Pablo Calvo.
pcalvo@clarin.com






Sólo se ve una muralla. De día y de noche, la misma quietud. Adentro está lleno de historias secretas, pero no se puede pasar. Si este mismo paredón estuviera en una colina de Europa, alguien imaginaría historias de princesas dentro de un castillo medieval. Pero está en un rincón oscuro de Buenos Aires. Y lo que alberga son historias de terror.

La dirección del lugar es confidencial y el acceso, restringido. Clarín sólo recorre sus veredas, con movimientos vigilados por cámaras de seguridad. La reconstrucción de lo que pasa en el interior surgirá de testimonios de mujeres, directos e indirectos, que allí se han escondido de la muerte.

Son cada vez más: 221 en 2008, 280 el año pasado. Y es sólo una muestra de un problema que crece en todo el país, con más de 8.500 denuncias registradas por la Corte Suprema de Justicia y una cantidad mayor contabilizada por los juzgados del interior.

Andrea pasó tres meses por el Refugio, como lo llaman. Descargará su drama en lo que duran dos pavas de mate, pero su relato vendrá acompañado de testimonios de compañeras de infortunio, psicólogas y funcionarias que desarman de inmediato el murallón: la violencia familiar se instaló en todos lados, en todos los barrios, en todas las clases sociales.

Un día, lo último que vio Andrea fueron cuatro nudillos. Cuando despertó, uno de sus hijos la esperaba con una bolsa de hielo, para aliviarle el ardor. "Yo te voy a cuidar, mamá". Ella los abrazó como se abraza un mar. Y, mientras su mejilla se ponía púrpura, por adentro dijo basta.

Fue 18 veces a la comisaría. La última, se convenció de que no era allí adonde tenía que pedir auxilio. Recién en un juzgado le aceptaron el pedido de tener una custodia. Y volvió a salir a la calle, confiada, protegida. Por eso le pareció increíble la puñalada que le clavaron en la cintura, en plena calle, cuando se creía segura.

El marido era su sombra, la seguía, la celaba, estudiaba sus movimientos, sus circuitos. Poco a poco la fue aislando de sus amistades y conocidos. Un día, ella se puso una pollera que le quedaba bien. "¿Adónde vas? ¿Por qué te ponés tan linda? ¿Para quién?". La cuchillada apuntó esta vez a las piernas. "Ya que las querés mostrar.".

Acostumbrado a ejercer posiciones de autoridad, el marido se rió de la orden judicial de no volver a acercarse a su mujer. Tenía que estar a 200 metros de distancia. Una tarde se le puso a dos: "Seguí jodiendo con tus papelitos".

Hay testigos de la conversación entre Andrea y Clarín y del momento en que una de sus lágrimas se arroja al vacío. Ella pide que no se sepa dónde está, porque, entre los lectores de esta nota, puede estar él y, si él se entera, "yo termino con un tiro en la cabeza".

Andrea no es Andrea, su nombre no importa. Y su pelo ya no es el que lucía hasta los hombros de niña, cuando nadie se lo agarraba para arrastrarla por el piso.

Las cremonas y las medialunas ya fueron envueltas por la supervisora. Es casi mediodía y la salsa de pollo aguarda el fin de la conversación. Igual, todos están atragantados.

Contenida por psicólogos y asistentes sociales, Andrea pudo salir del Refugio y alojarse en una casa de "medio camino", donde trata ahora de completar la secundaria. Sueña en el futuro con ser cocinera profesional, quizás para inventarle un nuevo sabor a la vida.

El Refugio es mantenido por el Gobierno porteño y sus 50 plazas suelen agotarse. "En el actual contexto de violencia, es catastrófico que haya sólo un refugio en la Ciudad. Se necesitan por lo menos cuatro, con capacidad para albergar también a los hijos de más de 12 años", considera Eva Giberti, coordinadora del Programa Las Víctimas contra las Violencias del Gobierno nacional.

Como alternativa, ante una emergencia, los profesionales tratan de llevar a las víctimas a casas de familiares de difícil acceso para el agresor, e incluso las alojan por la noche en oficinas públicas, hasta que asientan la denuncia.

Cuando se hace un lugar y una chica nueva llega al Refugio, las demás la reciben con un café con leche, un mimo, algo que las aleje un instante del último impacto en su cuerpo, o en su mente.

Tienen que entregar el celular, para evitar ser localizadas, y las pocas llamadas que pueden hacer al exterior son controladas. En cuanto dan una pista que pueda llegar a delatar el lugar en el que se encuentran, la comunicación se interrumpe.

Sólo salen para ir al médico o por requerimientos de la Justicia, acompañadas por un operador. Las más temerosas se ocultan en los asientos traseros de los vehículos que las llevan y muchas prefieren no mirar los carteles de las calles, para no saber el camino.

Aquí y allá contarán y escucharán historias como las que siguen, todas increíbles, todas reales:

Elsa vivió meses encerrada con su hijo en una habitación de dos por dos. El marido la encerraba cuando se iba a trabajar y se llevaba la línea del teléfono, para bloquearle la comunicación con el exterior. Un día, él sintió fiebre, salió mareado a la farmacia y se olvidó de desconectar el telefóno. La mujer logró llamar a los Bomberos y fue rescatada, con signos de desnutrición, igual que el niño.

Carmen fue obligada por su marido a hacerse cuatro cirugías estéticas: cola, bustos, mejillas, arrugas. Una muñeca, de plástico. Cuando ella escapó, él la buscó por toda una provincia, puso avisos en los diarios, carteles en las estaciones de trenes: "Mujer perdida", decían. Ella logró llegar a un escondite y se salvó.

La sonrisa de Mabel disgustaba al marido. Siempre quería complacerlo, pero ir al dentista le daba miedo. Él era dentista. Un día la citó en el consultorio, con la excusa de hacerle una limpieza. La durmió con anestesia. Cuando volvió en sí, ya no tenía ningún diente.

Andrea ya dejó de llorar. Ella dice que sus hijos la hacen mirar para adelante. Por eso se concentra en Inglés y Matemáticas, las dos materias que le faltan para tener el título y buscar un buen empleo. Está enojada con ciertas fallas del Derecho.

"El marido incumplió todas las medidas de restricción, se le acercaba, se le ponía a llorar, rogaba perdón. Ella se confundía, volvía al círculo de 'enamoramiento' y caía otra vez en la telaraña", reseña Sonia Stegmann, coordinadora general de Violencia de la Ciudad.

Sus colaboradoras asienten, una llora de rabia cuando escucha el relato de Andrea, por más que lo haya escuchado mil veces. La otra le acaricia el pelo a una nena de 10 años y cuenta que, cuando ve pasar a un sospechoso por la vereda, llama al patrullero: "No hay que confiarse. Si la Justicia determinó la peligrosidad del agresor, nunca más tiene que acercarse", sostiene Norma Micheltorena, responsable de un hogar para mujeres que estuvieron en el Refugio y ahora no tienen un lugar para vivir. Por estas casas de "medio camino" pasaron el año pasado 136 mujeres, con sus hijos.

En esta segunda instancia del proceso de reinserción, las víctimas de violencia pueden salir a trabajar, mientras sus hijos se quedan protegidos, jugando o haciendo deberes. Y pueden ir a visitar a algún pariente de confianza, que no delate sus recorridos ni sus rutinas. El objetivo es que logren "reinventarse", dejar de depender económicamente del agresor, y tratar de iniciar una nueva vida.

Una empleada de seguridad está atenta a todo lo que pasa en la vereda y hasta el remisero de Clarín es observado con celo, mientras saca su almuerzo del baúl.

Romina suele ir al hospital, porque está embarazada. Tiene decidido dar al bebé en adopción. El padre, piensa, lo maltrataría, como hizo con sus otros hijos, y mantenerlo sería imposible. Prefiere cuidar bien a los chicos que ya tiene. Aunque le queda un problema por resolver: los hermanos, testigos de demasiados golpes cuando la familia vivía bajo el mismo techo, se encariñaron con la posibilidad de recibir al bebé. "Nosotros lo cuidamos si querés".

Especialistas consultados estiman que la mitad de las personas denunciadas por maltrato físico o psíquico insiste con la persecución, pero la otra mitad abandona esa historia, aunque puede buscar nuevas parejas para repetir el esquema de violencia.

Si una mujer sigue en la mira, se la puede llegar a sacar de jurisdicción, esto es trasladarla a otra provincia o incluso a otro país.

En el Refugio, las mujeres pueden asistir a clases, hacer yoga, aprender respiración para serenarse y ver televisión. Si deciden abandonar el lugar, deben hacerlo bajo su propia responsabilidad.

Algunas se hacen amigas, como dos mujeres que un día decidieron compartir habitación. Desahogaron sus penas y un día se pusieron a hablar de sus maridos golpeadores. Con un detalle, hablaban del mismo hombre.

martes, 2 de marzo de 2010

MAS MUJERES RESCATADAS DE PROSTIBULOS EN CORDOBA

Rescatan a mujeres de un prostíbulo en el que había una
guardería (publicado por la Voz del Interior)


Ocho trabajadoras, entre ellas una chica de 16, fueron liberadas por Gendarmería. En la whiskería en la que trabajaban había un espacio para el cuidado de sus hijos. Fueron liberadas de una whiskería de Coronel Moldes, en el departamento de Río Cuarto, durante un procedimiento en el que se detectó una "guardería" de hijos de las trabajadoras sexuales.

La whiskería, llamada "El Diamante", está ubicada sobre ruta nacional 35 y según informó Gendarmería los dos dueños del local fueron detenidos por orden del Juzgado Federal de Río Cuarto, acusados en el marco de la Ley de Trata de Personas.

Una de las ocho mujeres liberadas tenía documentación adulterada y se comprobó que en realidad tenía 16 años. Además se realizaron allanamientos en una whiskería de Sampacho y en un domicilio de uno de los propietarios. Ocho mujeres, entre ellas una menor de edad, fueron liberadas de una whiskería de Coronel se e detectó una "guardería" de hijos de las trabajadoras sexuales.


Los cinco niños que estaban en la "guardería"y dos trabajadoras en condiciones de riesgo reciben atención y contención en el Hogar Madre de Dios de Río Cuarto. Las ocho mujeres liberadas son custodiadas por Gendarmería.

lunes, 1 de marzo de 2010

TRATA DE PERSONAS - TRAFICARON A MAS DE 11 MIL PERSONAS EN EL 2009.

CUANDO SE QUIERE.. SE PUEDE....GOLPE A LA TRATA EN LA FRONTERA BOLIVIANA


Un informe publicado por la Voz del Interior,por el enviado especial Miguel Durán, dió cuenta de que sólo por el límite Villazón-La Quiaca habrían pasado 5.200 niños y adolescentes de ambos paises y de otras nacionalidades. El Consulado Argentino inició una cruzada contra la trata y recuperó a 174 chicos y jóvenes que fueron sustraídos de sus hogares.

MALTRATO A MUJERES EN CORDOBA

En el 46% de los casos, los hombres agreden a sua parejas por razones como no hacer la comida. Las mdiscusiones domésticas activan la violencia y el 30% de los agresores posee denuncias previas. Las conductas enfermas de los hombres, a causa de un rol histórico de poder hogareño, provocan estas crueles agresiones por razones menores.
Según el análisis de los juzgados de violencia familiar de Córdoba, durante el 2009
los factores desencadenantes de los golpes, insultos, amenazas son:


discusiones por cuestiones domesticas: 46%
escenas de celos: 19%
cuestiones economicas: 11%
para obligar a tener relaciones sexuales: 8%
unica intención de dañarla: 8%
otros motivos: 8%

TOLERANCIA CERO

TOLERANCIA CERO
EXCELENTE CAMPAÑA DE AFICHES EN EL CENTRO DE LA CIUDAD

NO SOS HOMBRE

NO SOS HOMBRE
TOMA NOTA.....